Post by arsa on May 16, 2016 18:26:22 GMT -6
El sonido de la alarma rompe la tranquila noche de primavera, mi padre ha salido de la casa pidiendo que cerremos las ventanas y no salgamos, promete volver pronto... promesa vacía y rota, la muerte lo esperaba con su cálido abrazo.
Mi madre reza a su dios, un dios silencioso, sin rostro ni nombre. Los días pasan y ella solo reza, algún día ese dios la abandonara en el camino al inframundo. Llaman a la puerta, hombres uniformados y armados nos sacan de nuestra casa, nada podemos llevar, pronto podremos volver, una promesa rota a medias.
Nunca nos dejaron volver, no era seguro decían, aun así regresamos a casa varias semanas después, nadie había en el pueblo, solo los tres miembros de mi familia, aunque no por mucho tiempo... madre se entrego a los brazos radioactivos de la muerte, rogando a su dios descanso eterno, no lo consiguió, pena en el estigio... la he visto...
El verano llegó y con el visitantes extraños, saqueadores, cazadores, día a día, noche a noche las casas vecinas son desvalijadas, hasta que finalmente una noche nuestra puerta fue derrumbada... no les importo que mi hermana y yo estuviéramos ahí, se llevaron todo lo de valor, quemaron lo demás, fuimos obligados a huir hacia el bosque...
Fuego y sombras, la noche cortada por la luz de la destrucción, la desilusión en nuestros rostros y la satisfacción en los de ellos, maldad en sus ojos... un llamado desde las profundidades de la tierra, un alma que se agita, un castigo que llega.