Post by ladylizz504 on Mar 9, 2015 20:18:41 GMT -6
"La Diosa de la Guerra contra La Humanidad"
Dice una vieja leyenda que ha pasado de boca en boca, de relato en relato en tiempos de la adoración a los dioses; que en el rincón más remoto del planeta, se encuentra aquello que hace valedera la existencia de la humanidad en la tierra. Algo que pese al paso de los años y la corruptibilidad del hombre se mantiene brillando cual estrella divina en la oscuridad eterna del universo. Es algo que reúne las 7 virtudes capitales: humildad, generosidad, castidad, paciencia, templanza, caridad y diligencia.
El ser humano, creación de la divinidad, es el único ser en todo el universo capaz de cumplir en su vida las siete virtudes capitales debido a su libre albedrío. El equilibrio de la existencia de la humanidad ha estado un sinfín de veces al borde de desaparecer. Desde el comienzo de los tiempos humanos, la capacidad de su existencia es corruptible con gran facilidad siendo una extrañeza aquellos que no sucumben ante las tentaciones puestas en charola de plata frente a ellos. Sin embargo, a medida que la disparidad en la distribución de las riquezas, la destrucción de los recursos naturales, el avance de la tecnología y la sed por lo material han ido ganando terreno en el día a día del ser humano, lo que alimenta la balanza de las 7 virtudes comienza a debilitarse. Esto no es nada nuevo, pues a través de la historia se ha dado dicha situación, sin embargo, en esta ocasión el vacío es sustituido por el mal de los 7 pecados capitales. Es entonces que la leyenda se vuelve realidad, y la oscuridad se ciñe sobre la humanidad haciendo que su fin esté pronto a suceder a manos de quienes gobiernan su existir. Aquellos que fuesen su adoración y quienes merecían sus oraciones. Ahora en el olvido han quedado los dioses y la balanza se ladea hacia el lado equivocado. Es ahora el momento de que una mano dé un leve empujón hacia el fin. Una mano que no quiera más que la desaparición de los humanos y que sabe a través de quién puede lograrlo.
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La balanza dorada es ladeada con violencia y cae de la enorme mesa de piedra y rueda por el pasto que cubre el inmenso jardín. Una mano delicada pero masculina sale de entre los arbustos para rela y colocarla de nuevo sobre la mesa. El iluso que hiciera que cayera se retira con rapidez del lugar ante la presencia de su amo, Phoebus Abel.
Abel camina por el inmenso jardín en esa tarde de verano de cielo azul y sol brillante. Su rostro inmaculado, fino, varonil y de rebosante resplandor muestra una sonrisa socarrona, llena de malicia y con un dejo de picardía. El momento ha llegado. Es el momento para acabar con la humanidad ha llegado y nada mejor que a través de las dulces manos de aquella que no ha hecho más que protegerla. Es hora de sacar a la diosa Athena a ver la realidad de la humanidad.
Con esta información y con el estallido de otro enorme conflicto bélico en los países de medio oriente y las guerras civiles en su apogeo en el continente africano, la situación del objeto sagrado de las 7 virtudes se agudiza aún más. Abel visita a Athena en el santuario alegando una visita de carácter importante e informativo con el tema a tratar sobre la pronta caída de la humanidad.
Athena se encontraba descansando en su casa de campo, sentada a la mesa tomando el té de la tarde mientras observa el atardecer con la mirada perdida en el horizonte mientras sus pensamientos sobre todas las calamidades que ocurren en tan corto tiempo alrededor del mundo uno tras otro, se ven interrumpidos por la presencia súbita de un poderoso visitante inesperado. Abel acaricia con suavidad el cabello de Athena mientras sonríe dulcemente. Es entonces que la joven voltea su rostro con una mirada fría y llena de reprimenda.
- ¿A qué se debe tu visita Phoebus Abel?
No pasa mucho y antes de que el joven tuviese tiempo de responder a la pregunta de la joven diosa, cuando un grupo de guardias se presenta para el buen resguardo de Athena. Abel en contestación a esa situación ya esperada, tan sólo se limita a levantar una de sus manos mientras responde la pregunta antes formulada.
- He venido a tratar un asunto muy serio y que implica una charla con té, galletas y un atardecer tranquilo junto contigo. Solemnemente prometo no hacer nada en contra tuya o de tus protectores. Mi presencia es en son de paz y por el bien de la humanidad.
Esas últimas palabras dichas por Abel tan sólo sirven para despertar la sospecha y desconfianza dentro de Athena, más sin embargo, para prevenir una posible masacre de los suyos dentro y a los alrededores de su casa de campo, ella accede a tomar el té y mantener una charla con Abel. Con un movimiento de su mano envía a su escolta de regreso a sus puestos vigilantes, mientras Abel toma asiento y la misma Athena le sirve el té y pone frente a él una charola repleta de deliciosos bocadillos dulces y salados.
- Bien. Ya estamos solos y disfrutamos del delicioso té. ¿Cuál es ese asunto del que deseas hablar y qué tiene que ver la humanidad en ello?
Abel disfruta del aroma del té y saborea su sabor largamente para luego disfrutar de una pequeña tartaleta de frutas. Esto irrita sobremanera a Athena quien intenta mantener su compostura lo mejor que puede, hasta que Abel se digna en comenzar su relato sobre el objeto sagrado de las 7 virtudes capitales y cómo éste amenaza la existencia del hombre sobre la tierra. No es algo que no haya sido escuchado, por Athena. Ya ha escuchado ese relato sin embargo Abel agrega algo que es inesperado para ella.
- Yo conozco la ubicación exacta de ese objeto y cómo detener la destrucción de la humanidad.
Athena sabe muy bien que nada bueno puede esperarse de Abel, pero el deseo de ponerle fin a dicha amenaza la hace querer saber lo que el antes denominado dios del sol tiene por decir acerca de todo esto.
- Solamente Athena, la eterna guardiana de la humanidad puede ponerle fin, tan sólo hay un pequeño detalle que debe ser cumplido por ella.
Athena se pone de pie y camina al otro extremo de la mesa frente a Abel. Todo concuerda con las calamidades que abaten a la tierra y que han hecho que un halo de oscuridad se cierna sobre la cabeza de todo humano que habita el planeta. Algo que ella ha estado investigando y que no había podido descifrar más allá de culpar la torpe naturaleza del hombre por echar todo a perder con sus defectos.
- ¿Cuál es el precio que pones para la propuesta que estás por hacerme? No has venido aquí tan sólo por la bondad de tu alma ni por hacerme un fino detalle. ¿Qué buscas obtener Phoebus Abel?
Él se pone de pie y la abraza tiernamente sin ella poner resistencia alguna. Añoraba ese dulce aroma y su cálido abrazo. Ese contacto que no tiene para sí por parte de nadie.
- No puedo perder aquello que me deja verte de cuando en cuando y mucho menos que ocasione un revuelo en el
Olimpo para que luego sea juzgado yo falsamente. Antes de que otro se adelante a mí, he venido a darte la llave de todo. Debes vivir como un ser humano común y corriente por el lapso de 7 días cumpliendo cada una de las 7 virtudes. De no hacerlo no podrás tener acceso al objeto sagrado y la humanidad se verá perdida. Sólo un dios que cumpla con las 7 virtudes podrá vencer.
Olimpo para que luego sea juzgado yo falsamente. Antes de que otro se adelante a mí, he venido a darte la llave de todo. Debes vivir como un ser humano común y corriente por el lapso de 7 días cumpliendo cada una de las 7 virtudes. De no hacerlo no podrás tener acceso al objeto sagrado y la humanidad se verá perdida. Sólo un dios que cumpla con las 7 virtudes podrá vencer.
Athena se suelta del abrazo y se aleja de Abel pensativa, caminando hacia el límite de la terraza. Abel ha dicho de cierta manera la verdad. Él siempre ha querido la destrucción de la humanidad, pero por su propia mano y no por la estupidez humana. Quería ser reconocido ante los dioses como aquel que acabó con el mal agradecido hombre y que diera paso a una nueva era para los dioses siendo el la cabeza, por supuesto. Entre sus intentos por cumplir eso, puede encontrarse y enfrentarse a Athena, esperando que la oscuridad que existe reprimida dentro de ella salga y la verdadera diosa de la guerra aflore.
- Está demás decirte que no confío en ti en lo absoluto. El que deje mi puesto por un total de 7 días es dejarte un campo de juego abierto.
Abel ríe divertido por las palabras de Athena y porque la cara de ella le causa gracia.
- Esperaba que dijeras esto y créeme que no es fácil para mí portarme como buen dios. No puedo negar que me gusta ver a los humanos sufrir y retorcerse del dolor, pero si ya no están, ¿cómo esperas que me siga divirtiendo? ¡La humanidad no puede desaparecer a menos que sea yo el que la haga esfumarse! Así que haré un juramente sagrado que sabes que no puedo quebrantar. El séptimo día tras cumplir la séptima virtud apareceré a tu lado y te llevaré al lugar del objeto sagrado y podrás restaurar el balance y en ese momento estaremos como siempre. Yo el malvado y tú la heroína del planeta tierra. Durante esos 7 días no haré nada en absoluto más que observarte que cumplas con tu misión y nada más. ¿Qué dices, hacemos el trato?
Athena observa como Abel extiende su mano a manera de sellar el acuerdo entre ambos. Y es entonces que a Diosa Athena extiende su mano y todo queda pactado.
Fueron siete días en los que Athena se vio en el cuerpo de una humana sin poderes divinos ni acceso a sus caballeros para su protección. Fueron siete días en los que la oscuridad fue ganando terreno dentro de la joven. Cada día era peor que el anterior y cada virtud a cumplir queda en el olvido en la mente atormentada y humanizada de Athena. La oscuridad aflora dentro de ella y ya para le media noche del séptimo día Athena ha perdido su fe en la humanidad y no ve más que el daño que esta se hace a sí misma y a lo bueno que la rodea.
Abel ha logrado su cometido, la oscuridad rompe el encierro dentro del corazón de Athena y la diosa guerrera sale a la luz. El dios encuentra a Athena de nuevo en la misma terraza en su casa de campo de vuelta en su divinidad pero esta vez ella lo recibe con los brazos abiertos.